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Mantiene SSPO activo el Plan de Apoyo a la Población en el Istmo
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Ixtepec, Oax. 28 de agosto de 2013 (Quadratín).- La redila llega cargada con 35 bolsas de ropa y zapatos al albergue de migrantes Hermanos en el Camino que dirige desde hace siete años el sacerdote Alejandro Solalinde Guerra en Ciudad Ixtepec, en el Istmo de Tehuantepec (Sur de Oaxaca).
Al menos cuatro voluntarios descargan el vehículo y desbaratan en menos de media hora los paquetes, colocando todo el material en una pequeña bodega de cuatro por ocho metros cuadrado. El orden es importante en el cuarto, eso agiliza la entrega adecuada de vestimenta a los cientos de emigrantes que descansas sus pies en el refugio católico.
El donativo no es anónimo, pero sí desinteresado. La redila partió de la ciudad de México después de dos días de colecta por parte de la fotógrafa Laurena Toledo ( hija del pintor Francisco Toledo) quien después de realizar un trabajo en la región del istmo sobre ferrocarriles, se percató de la situación crítica que atraviesan los migrantes al montarse en La Bestia todos los días.
Pero no es la única que se duele de la problemática del migrante centroamericano que busca un espacio en Oaxaca para reposar y retomar fuerzas para seguir su camino por el infierno que es México. Son muchos los ciudadanos sensibilizados en este tema, participando con sus aportes voluntarios y en especie para la sobrevivencia del albergue.
Los que más apoyan con donaciones son jóvenes y mujeres, aseguró el clérigo, Los jóvenes y las mujeres son nuestros ángeles. Ellos son los seres más sensibles, los que más apoyan a los hermanos migrantes. Sin ellos tendríamos más carencias, recalcó el clérigo.
El representante de la iglesia católica, quien después de 30 años de ser párroco amenazó a sus superiores de irse como misionero a Camboya si no lo enviaban al sur de México, consideró que en estos tiempos violentos ayudar a los migrantes es un acto subversivo que sólo los valientes hacen en este país.
Desde el primer día en el Istmo de Tehuantepec, Solalinde se enfocó a brindar apoyo a los migrantes centroamericanos que descansaban, primero en Juchitán, luego en Ixtepec. Comenzó el trabajo en las vías de la vieja estación ferroviaria de San Jerónimo Doctor. Ante la necesidad de contar con un espacio propio, poco a poco adquirió las dos hectáreas de tierras que hoy alberga la Casa del Migrante.
Más de 400 centroamericanos durmieron en el refugio la primera noche que abrió sus puertas, el 27 de febrero de 2007. El flujo de personas es constante desde entonces. El espacio creció en infraestructura en siete años. Pasó de un pequeño galerón a todo un complejo ordenado, aún en obra negra.
Dormitorio de hombres, dormitorio de mujeres, una cocina y comedor, capilla, área administrativa, bodega, una pequeña clínica dentro del dormitorio de hombres, un espacio para Médicos Sin Fronteras, palapa para los voluntarios, una biblioteca pequeña, zona de lavado. También cuentan con una hortaliza y una pequeña granja (cerdos, guajolotes, gallinas), un espacio aún no acondicionado, que será deportivo.
El albergue de migrantes Hermanos en el Camino se mantiene con el apoyo de personas altruistas de la región, comerciantes de los mercados públicos de Ixtepec y Juchitán. Cada mes, de manera puntual, Alejandro Solalinde Guerra recibe de su familia mil 500 dólares para el mantenimiento. A pesar de todos los apoyos, el refugio a veces pasa momentos difíciles para solventar todos sus gastos que llegan a más de 30 mil pesos al mes. Aún con todas las carencias, ha logrado sobrevivir siete años.
Al espacio llega sólo el 20 % de los migrantes que viene de Arriaga, Chiapas, trepados en el tren, el 70 % trae coyote y los distribuyen en hoteles, moteles y casas, el resto queda disperso en las vías del ferrocarril, según el informe del Grupo Beta Ixtepec.
Actualmente Hermanos en el camino alberga seis cubanos desde hace un mes y medio, quienes piden permiso al gobierno federal tránsito libre hasta los Estados Unidos, con la esperanza de lograrlo, como lo hicieron este mismo año seis cubanos y un haitiano.
Diosvane Barramerio, uno de los 32 balseros cubanos interceptados el 25 de junio en la isla de Roatán por el gobierno de Honduras, llegó al albergue después de escuchar que si la suerte está de su lado puede lograr un permiso de libre tránsito. Mientras tanto espera paciente apoyando en las actividades de la casa.
Sólo pido un permiso para llegar a la frontera. Tengo la necesidad de pasar, no puedo regresar a casa, allá no hay oportunidades para mí . En este lugar encontré una esperanza. Aquí estoy y me siento seguro. No salgo casi, me da miedo. Ruego siempre que mi caso sea considerado por el gobierno de México.
Para el fundador de la casa del migrante y todo el equipo que labora en Hermanos en el camino el objetivo del lugar es claro ofrecer asistencia humanitaria e integral (alimento, posada, apoyo psicológico, médico y jurídico), así como orientación a migrantes de Centro y Sudamérica, Asia y África, que se encuentran en su mayoría, en trayectoria a los Estados Unidos.